miércoles, 26 de marzo de 2008

Gente como nosotros.

La delincuencia es una parte de nuestra vida, es una forma en que nos decimos a nosotros mismos que el más peligroso de todos nosotros puede tener un rostro como el tuyo o el mío. Tal vez la forma de decirnos que nunca se es tan feliz como se desea. Aún así, la delincuencia es un problema tan antiguo como el hombre, sólo que cuando se inventaron las leyes se le llamó delito. Pero lo que aquí es un delito en otro lugar es una cosa de cada día, como la marihuana: aquí en Chile es ilegal consumirla pero en otros lugares del mundo es perfectamente legal. Por lo que un delincuente con mayor razón es una cara como la tuya o la mía ya que eres denominado por una opinión subjetiva, pero al fin y al cabo una mayoría en acuerdo. O una supuesta mayoría representativa. Sin embargo, puedes llamar delincuencia a lo que tú quieras, siempre dependiendo del lugar en el que estés, por ello es difícil combatir la delincuencia en un punto general, aunque si desaparece una parte de la delincuencia en un punto sin haber hecho nada, en otros lados también desaparecerá. Es lo que se llama la teoría de la ventana rota: si alguien vé un vidrio roto en un edificio, pensará que cualquiera puede llegar y romper los cristales, pero al no haber vidrios rotos, menos personas y casi ninguna intentará quebrarlos. Por eso, cuando la gente ve en las calles cómo muchos delincuentes salen y logran concretar sus actos, más impulsos les dan a los que no lo hacen, a los que no poseen esa cultura, ese respeto, y esa conciencia social y humana de que lo que están haciendo perjudica terriblemente a los demás. Pero todo esto es gracias a la constante decadencia de lo moral, como “Do the Evolution”, el hombre vuelve en sí hacia los instintos más bajos; el espíritu y la moralidad caen para dar excusa a lo personal, se deja lo social por lo individual y los grupos trabajan para una sola persona. Tal vez lo que estemos viendo en televisión, en Internet, los diarios, son sólo una parte de lo que parece el futuro mundo en el que vivimos, y la violenta y salvaje delincuencia que vemos cuando vas al paseo ahumada o caminas en la noche es sólo la parte más cercana de lo malo y despiadado que puede ser alguien con una cara como la tuya o como la mía.

Alejandro Contreras.

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