jueves, 31 de julio de 2008

H2O

Simplemente hay que leerlo.H2O

María Música, estudiante chilena de 14 años de edad, lanzó agua al rostro a la Ministra de Educación Mónica Jiménez cuando la Secretaria de Estado había dado unilateralmente por finalizado un “encuentro participativo en educación”.


La niña intentó, antes del hecho, buscar explicaciones (de boca de la Ministra) al por qué cuando ella y sus pares y profesores salen a las calles de las ciudades de Chile para demandar una ley de educación que signifique que en el futuro cercano y lejano nuestros compatriotas sean seres humanos y no alienígenas descerebrados, el Estado responda no con argumentos sino con bombas lacrimógenas, aguas urticantes, golpes de palo en las cabezas y patadas de energúmenos contra niños, niñas y maestros de escuela.


La Ministra que presidía el eufemístico “encuentro participativo” no contestó. Sus guardaespaldas suspendieron la cita. Lo de la niña, abrumada por el silencio y la indiferencia a modo de única y bastarda respuesta, es un argumento. Simbólico, pero tremendo argumento. “Era como hablarle a la pared”, dijo María Música horas más tarde al explicar su acción.


La Presidenta de Chile destacó el hecho como un “acto antidemocrático”. El vocero del Gobierno y otras autoridades describieron el suceso como “magnífica demostración de la incapacidad de diálogo de los estudiantes de Chile”. Otras personalidades públicas sugirieron de inmediato la expulsión de la alumna de su escuela, el traslado del caso a tribunales de justicia. La quieren castigar. Uno que otro estará pensando en colgarla del palo mayor o en lanzarla cerro abajo, para escarmiento y ejemplo. Antes abusaron de ella (ha estado cuatro veces detenida y ha quedado registro de sus hematomas en brazos y piernas) como han abusado de sus adolescentes pares con el guanaco, el zorrillo, la luma, el bototo, el silencio, la indiferencia, la sorna… pero, por encima de todo, con la tonta y vana convicción de que por ser chicos son nada y que están solos. Somos todos chicos y estamos todos solos.


Tengo una hija de la misma edad que la estudiante del jarro de agua, y un hijo de quince años. Hay otra de dos años que aún no ha sido bautizada por el lanza aguas. Sería el colmo. El de 15 ha llegado a casa mojado y asustado luego de cada manifestación pingüina. Y al día siguiente parte otra vez. Claro, cada vez que va, en casa quedamos con los dientes apretados. Debe ser porque algunos padres de mi generación tenemos experiencia respecto de lo que se arriesga.


De eso quiero hablar: conocí a la Ministra Jiménez. Sé de lo que estoy hablando.


Mucho antes de que la niña del jarro de agua naciera, en aquel ahora lejano 1986, fui expulsado de la Universidad Católica de Chile por participar activamente en el movimiento estudiantil que se agitaba en busca de democratizar la Universidad y el país. A sólo un semestre de terminar mi carrera, el Consejo de Rectores, por recomendación del por entonces mandamás de la PUC, Juan de Dios Vial Correa, decretó mi alejamiento de las aulas universitarias… las de la PUC y las de cualquier otra universidad del país… para siempre.


Se armó tremendo escándalo pues este “peligro para la convivencia académica” era dirigente de la FEUC, Consejero Estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.


Fue entonces que entró al baile la señora Mónica Jiménez, en aquella época Presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior de esa casa de estudios, sitio en el que coincidía regularmente conmigo, para su desgracia y la de las demás autoridades pontificias.


Haciendo demostración de su “espíritu democrático y profundas convicciones católicas”, propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, nuestra actual Ministra de Educación, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, “igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días”. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. “Firma este documento”, me sugirió, “y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto”.


Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez, la misma que hoy se reúne con los estudiantes secundarios y los profesores en jornadas de ““encuentros participativos en educación”. Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar.


María Música, por mí y por todos mis compañeros.



H2O

Dauno Tótoro Taulis


jueves, 24 de julio de 2008

Censura en la PUCV.

Articulo enviado por Joaquín Rodriguez y que refleja una problemática que no solo ocurre en esta universidad sino que forma parte de esa hipocresía asumida ya por gran parte de la sociedad. Es en esos discursos, precisamente, de integración, democracia, unidad, etc. etc., donde más se dan estos casos. No olvidemos que mientras el gobierno alza banderas rojas y abundan los discursos acerca de la Democracia personas como los Presos Políticos Mapuche o Elena Varela siguen siendo pisoteadas, por no decir que pensamientos como el ácrata se ven perseguidos y criminalizados.

Aguante la prensa independiente, aguanten las mentes libres.

Atte,

El Librepensador.


Compañeros:

El día Viernes 18 del presente he recibido un correo en el que me informaban que una peña que se estaba organizando en las dependencias de la Pontificia Universidad Católica de Vaplaraiso para el 31 de Julio de 2008 habia sido suspendida por extraños motivos. El correo me sorprendió, ya que esta actividad habia sido fijada con bastante anticipación y la organización estaba bastante completa. La cafeta de la casa central de la universidad había sido reservada meses atrás en Federación y estaba todo dispuesto para que se realizace el evento.

Al averiguar las razones de la negativa, me encuientro con que la peña habia sido suspendida por estar organizada por un grupo ´de corte anarquista´, con los que la universidad había tenido ´bastantes problemas últimamente´ ...Que problemas? nunca lo supe, y seguramente no existieron.

El caso es que la gente de seguridad de la universidad se puso en alerta al percatarse de que los afiches de la actividad hacían alución a un encapuchado y a una peña libertaria lo que, me imagino, les revolvió su paranoicos estómagos.

Hasta aquí, compañeros, se trata de un serio caso de censura y discriminación dentro de una institución que, se supone, es pluralista e integrativa. Sin embargo no puedo dejar de hacerles conocer el motivo por el que se habia organizado esta peña. Este supuesto grupo anarquista no es mas que un grupo de personas que estan llevando adelante un proyecto social importante en la Quinta región, trabajando en talleres con gente de algunas tomas y, habiendo construido ellos mismos su propio espacio de trabajo y comprometiéndose activamente con el proyecto necesitan fondos para poder completar la contruccion (servicios básicos) y seguir adelante en los talleres.

Pero esto al señor Letelier ni a la gente que esta cómodamente es su oficina directiva en la Universidad le importa en lo mas mínimo. Solo con mencionar la palabra anarquismo, encapuchado, libertario, luchador o reivindicador se les ponen los pelos de punta y ordenan borrar de su vista todo lo que pueda dañar la prestigiosa imagen de la PUCV.

Para mi esto es inaceptable y espero que los que opinan lo mismo hagamos lo posible por que este tipo de acciones criminalizadoras desaparezcan, por lo menos, del espacio donde estudiamos, y ojala en todo el mundo.

Abrazos a todos.



miércoles, 2 de julio de 2008

“Estoy presa por la información que manejo”

Artículo publicado en La Nación Domingo, el día 29 de Junio de 2008. Artículo del periodista Jaime Díaz Lavanchy.

Ha sido acusada de terrorista, de pertenecer al MIR y participar en un asalto. Sin defensa ante la opinión pública, ha sido vinculada también a un asesinato. La documentalista detenida mientras grababa su película “Newen Mapuche” alega su inocencia. Elena Varela y su defensa desde la cárcel...

La documentalista Elena Varela fue detenida el pasado 7 de mayo mientras realizaba su película 'Newen Mapuche'. Se le acusa de ser la autora intelectual de un asalto supuestamente perpetrado por ex miristas en la VI Región. Desde su detención, la documentalista no ha tenido la oportunidad de comunicar su versión de los hechos, ni menos aún ha podido denunciar las torturas que dice haber sufrido. Sólo la ha visitado su madre, sus hermanos, su padre, que además es diácono, y su hija de 16 años, que está destrozada por el encierro de Elena. Su abogado presentó un recurso de amparo que fue rechazado por la Corte de Rancagua. El pasado viernes acompañamos a Patricio Quevedo, de Amnistía Internacional Chile, y Paulina Acevedo, del Observatorio de Derechos de los Pueblos Indígenas, hasta la cárcel de Rancagua y así logramos entrevistar a Elena Varela. Esto es lo que nos dijo.

Tu abogado asegura que has sido víctima de torturas. ¿Puedes explicar tu versión de los hechos?

A mí me detienen en el sur, entran a mi casa más de 20 policías armados y sólo uno llevaba placa de Investigaciones. Los demás estaban todos vestidos de civil. Me subieron a un auto de vidrios polarizados y me llevaron encañonada todo el rato. No me dejaron hablar con un abogado en 24 horas, no me dijeron de qué se me acusaba. Me detuvieron a las nueve de la mañana del día 7 de mayo y me tuvieron sin comer ni tomar agua durante todo el día. Además, me obligaron a estar de pie toda la tarde, como seis horas, mirando contra la pared. Después de todo eso, me interrogaron. A las dos de la mañana un oficial golpeaba la mesa tratando de obligarme a decir lo que él quería escuchar.

¿Eso fue lo peor?

No, lo peor fue que los policías me hacían pensar que a mi hija podía pasarle algo malo si su madre no estaba con ella. Eso me afectó mucho. Yo trato de seguir optimista, no puedo imaginar que todo pueda ser tan malo, que esta sociedad pueda ser tan perversa. Pero lo que más me afecta es mi hija que viene todos los domingos. La América sólo tiene 16 años y está muy dañada. Ella es la que más me preocupa. Tiene miedo de estar en la casa, miedo de salir a la calle, miedo de que me pase algo a mí. Está aterrorizada, se está enfermando, la veo muy mal.

¿Alguien más te apoya, te visita?

Yo sé que afuera hay mucha gente que me está apoyando, gente que está pidiendo mi libertad. Aquí he tenido el apoyo de toda mi familia. Me visitan mis padres y mis hermanos, vienen todas las semanas. Eso ayuda mucho. Mi familia es muy cristiana, muy unida y mi padre es diácono. Nos apoyamos los unos en los otros y confiamos en Dios y en que todo tiene que tener algún sentido.

'SOY UNA PRESA POLÍTICA'

¿En qué circunstancias te detuvieron?

Me detuvieron cuando estaba grabando mi película 'Newen Mapuche', sobre el conflicto entre los mapuches y las forestales. Pero no supe hasta que llegué a Rancagua que me estaban acusando de un asalto.

¿Y tú aseguras que eres inocente?

Sí, soy inocente.

¿Por qué estás presa, entonces?

Por realizar 'Newen Mapuche', una película que tiene financiamiento del Fondo de Fomento Audiovisual, pero que es bastante conflictiva para el Estado, para el sistema. Yo creo que estoy en la cárcel por hacer mi película.

¿Se trata de un montaje?

Sí, las policías, los sistemas de inteligencia, tienen la visión de que el pueblo mapuche es revolucionario, es terrorista y que está vinculado a grupos de izquierda subversivos, y basta que uno entreviste a algún activista prófugo de la Ley Antiterrorista para que altiro te acusen de lo mismo, de ser terrorista.

¿Confirmas que la principal motivación de tu procesamiento sería incautar tu documental con fines de inteligencia?

Sí, estoy presa por mi trabajo profesional como cineasta, por la información que manejo, por interactuar con activistas mapuches que luchan por lo que creen, por entrevistar a personas de comunidades mapuches que han sido muy reprimidas y que no se atreven a decir nada, porque sé muchas cosas tan crueles que me llegan a enfermar. El pueblo mapuche ha sido humillado, ha sido perseguido. ¡He visto tanta gente aplastada emocionalmente, siquiátricamente, tanta gente que no se atreve a hablar! Por eso estoy presa.

¿Qué es lo que más te duele?

¡Los niños, los niños enfermos de Temucuicui! Se ve en sus dibujos. En sus dibujos ellos pintan militares dentro de sus casas, explosiones de bombas lacrimógenas. ¡Eso es lo que no quieren que se sepa! Y quieren saber, además, dónde están los mapuches que están luchando, para exterminarlos, como quieren hacer conmigo. Yo quise hacer una película y me encarcelaron. Esta es una manera de exterminarme, de silenciarme.

¿Te sientes una presa política?

Sí, me siento presa política. Pero no porque tenga militancia política. Yo me considero militante de la vida, de la humanidad, del planeta. No soy de ningún partido. Soy sensible a los problemas sociales. Soy sensible cuando a alguien lo persiguen, soy cristiana también. Entonces no puedo ocultar lo que está sucediendo, el dolor de la gente mapuche.

'LO QUE YO QUERÍA CONTAR'

¿Cómo nace tu preocupación por el pueblo mapuche?

Sinceramente, cuando yo me fui a investigar, a grabar a la IX Región, tenía una visión academicista de los mapuches. Lo que yo quería era investigar la música mapuche, saber cómo construían sus instrumentos, porque yo además de cineasta soy profesora de música. Pero el primer día que entré a una comunidad empecé a darme cuenta de la represión que sufren, y pensé: '¡No saco nada con estudiar la música mapuche, si ellos no pueden vivir!'.

¿Qué viste que te cambió tanto?

Vi que están empobrecidos, que sus tierras están secas, que detrás de las forestales hay todo un aparataje político, político-militar, y vi que la industria forestal se gasta toda la plata que sea necesaria para acallar a cualquier persona que se rebele contra el sistema. Los allanamientos a las comunidades mapuches son constantes y terribles. Yo creo que algunos todavía buscan entre los mapuches a ese terrorista que imaginó Pinochet, un terrorista que nunca van a encontrar en la zona mapuche, porque no existe.

¿Hubo algún momento clave en el proceso de acercamiento al mundo mapuche?

Un día en que allanaron estuve detenida con los mapuches, sólo unas horas. Y de repente dicen: '¡Ya, usted no es mapuche, entonces puede irse!'. En ese momento yo vi discriminación y racismo. Después vi el sufrimiento de los niños, conocí a los presos políticos mapuches, en fin. Uno no puede quedarse inmóvil cuando ve tanto dolor.

¿Eso querías contar en tu película?

Quería dejar impregnada esa realidad, la que vive el pueblo mapuche. Yo no pensé en retratar a un Estado o Gobierno. Yo quería mostrar un mundo cruel, ¿me entiendes? Un mundo que nosotros mismos estamos fomentando, que estamos amparando como sociedad, gracias a que existen leyes hechas para reprimir, para encarcelar.

¿De dónde viene la represión?

De este mundo cruel, de este sistema injusto que busca proteger sus intereses políticos y económicos, de este sistema maquillado que por un lado habla de justicia y por el otro nos trata con injusticia.

Tú le pediste a la ministra de Cultura que viniera a visitarte. ¿Por qué?

Le pedí que viniera para contarle bien lo que había pasado, porque aquí también hay un problema que afecta al arte, a mi película, a mi libertad para expresarme.

¿Y sabes si piensa venir?

No, no me ha dicho nada, sólo me escribió una carta donde me decía que iban a hacer una copia de mi documental, para que no se perdiera. No puedo decirte más porque casi no sé nada de lo que pasa afuera.

¿Te arrepientes de lo que hiciste o te lo cuestionas?

No, al contrario. Tengo un dolor muy grande por no poder mostrar lo que tenía para mostrar. Pero tengo que ser fuerte, porque el dolor de los mapuches lo estoy sufriendo ahora yo, en carne propia.