miércoles, 26 de marzo de 2008

Delincuencia, Familia y Sociedad.

Bueno como todos sabrán siempre se habla de la delincuencia sobre la base de que en el núcleo familiar algo no anda bien, y se cae en generalizar en que esa es una causa de delincuencia, pero yo ofrezco una mirada un poco distinta.

Desde que somos pequeños somos insertados en un sistema altamente competitivo y seleccionador de grupos sociales, un sistema "escolar" en el que cada vez se ingresa con mayor precipitación, separando a los hijos e hijas de sus padres por muchas horas ya desde muy tierna edad, por lo tanto el rol de formación valórica de los colegios es cada vez mayor y el de las familias se ve en desmedro de la institución anteriormente nombrada.

Entonces la pregunta es... ¿están capacitados los docentes para formar personas, más que alumnos?

Podemos empezar a seccionarlos por grupos socio-económicos, ya que los mayores índices de violencia provienen de jóvenes que están o salieron de colegios municipalizados, donde el presupuesto no es mucho y los profesores tampoco son los más adecuados, teniendo en cuenta también el factor "salario" de los profesores, lo que los desanima y no les procura un sentido de pertenencia con el alumnado municipalizado.

Es así como conversando con profesores sobre cómo aprenden los jóvenes o dónde creen ellos que se puede enseñar mejor, es precisamente en colegios particulares, donde la vara es alta y donde ellos incluso forman lazos con los alumnos a los que enseñan, caso muy distinto frente a uno de colegio municipal, donde no se les estima de igual forma, ni se les toma en serio, ni se les aconseja de la misma manera, ni se les acoge como se hace en otros lugares.

Esta brecha marcada entre clases y la falta de atención que se produce al estar en el "colegio" sumada a la poca convivencia con los padres (por trabajo y por el horario escolar completo) son muy pocas las horas donde puede haber algo significativo realmente dentro de la familia, y para dejar huella familiar de valores debe hacerse un mayor esfuerzo que antes, porque los niños cuestionan la autoridad de sus padres con la de sus profesores, creyendo muchas veces que lo que los profesores dicen tiene más peso de lo que se les enseña en la casa, frases como "pero el profesor dijo", son claros ejemplos de ello... desde pequeños estamos obedeciendo más a quienes tenemos más cerca y más frecuentemente... o sea, a un equipo docente.

Ahora miremos la sociedad, sociedad altamente consumista y donde se procura implantar un estilo de vida vividor y despreocupado, cada vez más avanzada en tecnología pero mas retrógrada en lo que es el trato humano. Aquí se nos da un modelo de vida que no es precisamente el más fácil ni benéfico. Nuestras aspiraciones van inducidas hacia donde el mercado nos apunta que deben ir y esto produce una fuerte falta de personalidad firme o estable, produciendo una serie de conflictos emocionales que estresarían a cualquiera; se empieza a dudar de la sociedad y de pronto se sabe que no se tiene idea de quién es uno mismo, la rabia es, por decir lo menos, la más común de las reacciones; de ahí a cómo la expresamos es lo que marca diferencia en el hecho, pero no en la potencialidad... entonces, si no tomas cerveza o no te embriagas o no "pinchas" ni te acuestas con muchas mujeres, eres separado de un grupo bastante alto de jóvenes y, ¿quienes quedan? los ñoños y desadaptados . Muchos piensan eso y como no desean caer en estos dos últimos grupos, van incluso contra sus creencias, adoptando las prácticas de las masas.

Ahora centrémonos sólo un poco en la sociedad Chilena, una sociedad altamente burlesca. Se nos instruye para ofender y devolver las "bromas" que se realizan en este país... yo creo que si a un niño extranjero lo traen a estudiar a Chile a eso de los 6 años, cuando están en primero básico, saldría con graves problemas emocionales al enfrentarse a tanta crudeza por parte de nosotros los chilenos, que decimos lo que creemos disfrazado de bromas y tretas y a veces sólo las decimos para agradar a los demás o "seguir la corriente"
y yo pienso... si uno est.a sometido a tanta influencia negativa...¿cómo uno no va a explotar y guardar resentimientos?
la solución no está en poner mayores horas de clase ni en proponer nuevas reformas educativas, la solución está en humanizarnos, en acercarnos y crear vínculos y espacios, de eso debería preocuparse primariamente el sistema escolar ahora que es cuando más poder de formación poseen; que las familias realmente se hagan cargo de sus hijos, ¡por Dios!. Ustedes los trajeron al mundo, lo menos que pueden hacer es "pescarlos", pero no frívolamente, porque eso se siente, los niños sienten cuando verdaderamente los escuchamos o cuando sólo lo hacemos por complacencia... y depende de cómo lo hagamos es si los estaremos influyendo de buena manera (a escuchar a los demás) o de mala manera (guardando resentimiento y cerrándose a compartir, sin escuchar a los demás). No podemos echarle toda la culpa a las familias, ni toda al colegio, pero creo sí que éste ultimo organismo debería tomar más conciencia del rol que está cumpliendo y que priorice que por sobre todo somos primero personas y luego elementos de producción social.




Javier García
Estudiante de Segundo año de la PUCV

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