martes, 16 de diciembre de 2008
Nos cambiamos de casa.-
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martes, 16 de septiembre de 2008
PRIMER CICLO DE CINE DOCUMENTAL "OTRAS MIRADAS" EN VALPARAÍSO
Por problemas técnicos no se había podido publicar esto, pero aún sigue el ciclo: para los interesados.
En Argentina, en julio recién pasado, se realizó el Primer Festival de documentales "Otras Miradas", experiencias de autoorganización y luchas sociales en América Latina, muestra que hoy es un agrado tener en Valparaíso, en el formato de ciclo, no de competencia.
El próximo jueves 4 de septiembre es la inauguración de esta muestra proyectando el documental que ganó el Festival en Argentina, "Corazón de Fábrica" dirigida por por Virna Molina y Ernesto Ardito, con la presencia de este último en el salón de proyecciones de la biblioteca Severín, quien presentará el film.
La película indaga en la vida de un grupo de obreros, hombres y mujeres de la Patagonia argentina, que inician una lucha para frenar las muertes y los accidentes que se producen en la fábrica de cerámicos donde trabajan.
De esta forma cada jueves a las 19 horas en forma gratuita se exhibirán piezas documentales de las distintas realidades de América Latina recientemente filmados y estrenados, gracias a la disposición de CLACSO, Centro Latinoamericano de Ciencias Sociales, que facilitó el set completo se películas con la sola condición que fuesen exhibidas en forma gratuita.
Organizan: Radio Placeres y Revista Ciudad Invisible.
Patrocina: Ical Valparaíso.
Auspicia: Arcis Valparaíso.
Lugar: Biblioteca Santiago Severín.
Días: Todos los jueves de septiembre, menos el 18; y todos los jueves de octubre, menos el 23.
Horario: 19:00 horas.
Entrada gratuita.
Fono contacto: 9.4198374
lunes, 11 de agosto de 2008
Espacios para la participación...¿Voto o Boto?
Hace algunos meses que se dio un debate en mi universidad, en donde se presentaban las distintas listas a federación y exponían su pomada, formas de ver el trabajo, caminos a seguir o como se le quiera llamar. De este debate me quedó algo en mente, una idea de esas que viajan de tema en tema y se vuelven tan comunes que uno las deja de lado; no les presta atención.
Uno de los puntos del debate, como ya decía, fue precisamente la participación: ¿Cómo fomentar la participación estudiantil? ¿Qué hacer para que los estudiantes se vuelvan partícipes de las políticas y los proyectos?. Y las respuestas no tardaron en llegar: “Hay que generar más espacios de participación”. Frente a esta respuesta yo propongo la columna vertebral de este artículo y lo iniciaré de la misma forma que les hablé a ellos.
Si hablamos de que hacen falta espacios para participar en la universidad como en los otros escenarios de nuestro país ¿a qué se debe que los grupos religiosos como los evangélicos difundan su fe en la calle, sin que nadie les “entregue el espacio para ello”, o que grupos ácratas organicen okupas y transformen casa inútiles en centros culturales y de acción?...frente a estas dudas pienso que no podemos estar esperando siempre que nos entreguen un espacio, pues ello es estar esperando al salvador o al mesías, que no son más que opios que no nos dejan actuar, hacer las cosas por nosotros mismos. ¿Realmente faltan los espacios? Me parece que más que nada lo que faltan son las ganas de participar y la voluntad de hacerlo: Cada día nos despojan más y más de nuestra capacidad de actuar y de razonar por nosotros mismos. No recuerdo quién escribió una vez un ejemplo muy cierto: Nuestra libertad de participar activamente de las políticas públicas se ven disminuidas a una simple encuesta entregada por el municipio, en donde nos hacen elegir cuáles son los problemas (falta de iluminado publico, limpieza de calles, más guardias, etc.) y nosotros cumplimos tan solo la función de marcar la alternativa que creemos y que los demás hagan el trabajo.
Entonces llegamos a una realidad inmediata, y que se relaciona con el ejemplo y la idea anterior: Elecciones municipales. Se acercan, chicos, ejerzan su ciudadanía y demuestren que participan. ¡Colosal mentira! Uno o miles de votos no cambian las políticas de un país si ese país no tiene interés en participar.
Volviendo al tema de la participación, más espacios significa más mentiras, y hay que cuidarse de eso. Si tienes las ganas, puedes hacerlo. Una federación no va a cambiar una universidad y un presidente (a) no van a cambiar a un país. El verdadero cambio se da en uno mismo, de esta forma no es difícil trabajar temas que no tocaré en este momento, pero que se ven profundamente influidos por la misma premisa: Yo soy quien compone mi realidad.
Ahora, cada vez que escucho a alguien reclamar o decir que “hacen falta espacios” me pregunto: ¿Cuánto ha luchado él por crear la acción más que esperar el espacio?.
Para las elecciones de federación habré votado o no, eso da lo mismo, lo importante es que actúo e intento cambiar las cosas, no cual es mi voto.
Si votas en las elecciones de presidente la derecha o la izquierda te utilizarán igual que un muñeco si te quedas esperando un “espacio para participar”. El mesías viene, lo dicen los muros, pero no ha llegado. “Seguimos luchando”, dicen rayados anarquistas, pero nadie ha vencido: Entonces solo nos queda seguir actuando y seguir cambiándonos nosotros mismos y las cosas que nos rodean. Así dará lo mismo si llega el mesías o llega la anarquía, lo importante será que nosotros ya habremos alcanzado nuestros ideales y se llame como se llame o sea quien sea, no nos controlará jamás, ni será superior a nosotros.
En mi universidad un tiempo después de este debate se censuró una peña libertaria. Un “espacio de participación” fue negado y las listas que tanto los defendían se quedaron calladas.
Votes o Botes lo importante es que no te quedes en eso: ahí está el cambio.
Atte,
Diego F.G.
Estudiante PUCV.-
SAQUEN VUESTRO APARATO TECNO-BUROCRÁTICO DE NUESTROS OVARIOS
El debate no dejó exento ni al propio bloque de derecha UDI-RN, ya que también dentro de sus filas se generaron debates motivados por diputados que esperaron la resolución del TC para hacer sentir su descontento hacia el requerimiento que su propia bancada había hecho, aludiendo a que aun no se comprobaba que la pastilla fuera abortiva por lo que debiera quedar al juicio de cada persona el consumir o no el fármaco. Una línea argumentativa no demasiado alejada a la que siguieron algunos diputados de la concertación, izquierdistas, feministas varias, y hasta gente de televisión que salió al paso a repudiar el fallo. Karla Rubilar, diputada RN y presidenta de la comisión de Derechos Humanos de la cámara, declaró que la medida era un retroceso en las políticas de planificación familiar relegando al país aun más al nivel de subdesarrollo.
Ya desde el mes de marzo el tema de la posible prohibición había movilizado a algunas organizaciones sociales, suscitando análisis en tono al tema. En Valparaíso se convocó a una primera marcha el 31 de aquel mes, la cual no tuvo mucha concurrencia, tal vez pues el tema aun no era de conocimiento masivo. Fue más bien el gobierno y los medios de comunicación que durante las primeras semanas de abril ponen el tema en el tapete, a través de la batalla de declaraciones. El 22 de abril, día que se suponía se oficializaría el fallo -adelantado en 4 días-, se efectuó una movilización de carácter nacional. Esta vez la cantidad de personas que participó fue multitudinaria en casi todas las ciudades principales del país, llegando a aglomerar a casi 15.000 personas en Santiago. En las marchas y actos que se realizan este día se puede apreciar que no solo participan organizaciones feministas, si no que también se suman partidos políticos, federaciones de estudiantes, y hasta de la FENTESS (1).
A nivel superficial el argumento que se maneja por parte de las organizaciones movilizadas no varían demasiado. La mayoría defiende la libertad de decisión de las mujeres para optar por los métodos anticonceptivos que deseen. Las criticas tienden a apuntan hacia la iglesia católica, a la derecha, al gobierno, y los mismos integrantes del TC. En los comunicados públicos emitidos por las organizaciones feministas se declara al fallo como un atropello que interfiere en la decisión autónoma sobre la vida, cuerpos, sexualidad y reproducción de las mujeres, además de argumentar que se estaría incurriendo en la profundización de la inequidad en el acceso a la salud de las mujeres de menores recursos, estableciendo que aumentaran los abortos clandestinos, la feminización de la pobreza y la pobreza infantil. Aunque no todas, la mayoría de estas organizaciones –que podríamos señalar como pro-institucionales- le exigen al Estado que garantice los medios que permitan tener relaciones sexuales seguras y placenteras, sin correr el riego de un embarazo no deseado, postura que defiende la idea de una sociedad democrática donde se respete el derecho a decidir de las personas acerca de su sexualidad. O sea, feminismo ciudadanista.
Las posturas más radicales entre las feministas –anarquistas y autónomas- denuncian que el fallo del TC contra la PAE es violencia de Estado contra las mujeres, aclarando que no defienden una píldora ni al gobierno de turno, sino la libertad y la justicia social para las mujeres. Afirman que lo que hay tras el fallo, es la necesidad de mano de obra barata, ante lo cual se exige “anticoncepción al alcance de todas, anticoncepción de emergencia en los consultorios, los Liceos, los trabajos. Todos los métodos anticonceptivos para elegir, y Aborto libre y gratuito para cuando fallan los métodos, para cuando nos violan, para cuando nuestra salud mental y física está en riesgo por culpa de un embarazo no deseado, y eso: lo decidimos nosotrxs, cada una!”. El Estado es en sí mismo parte del problema.
Desgraciadamente, a pesar de estas posiciones radicalizadas –por lo tanto aún minoritarias-, la voz que más se escucha en estas manifestaciones solicitan a la institucionalidad estatal que intervenga en el cuerpo, que se introduzca en los confines del útero para poder defender aquél espacio público expuesto como objeto de análisis técnico-científico. Ahí, donde se establece el debate ético y político, los saberes técnicos constituyentes de la discusión jamás son puestos en tela de juicio, no cuestionándose el hecho de que alguien más está decidiendo por nosotrxs que hacer con nuestros cuerpos. Frente a esto solo podemos esperar el dictamen del especialista al respecto de que hacer con este, desarraigándonos de nuestra propia vida.
Lo que parecen estar explicitando feministas autónomas y anarco-feministas, aún sin establecer una declaración abierta de guerra, es el que la discusión suscitada en las altas esferas del poder gira principalmente en como gestionar la vida de las mujeres para que estas estén a la altura de los requerimientos que establece el espectáculo global del capitalismo neoliberal, y hacer que sean productivas
Hegemonía sobre el cuerpo
En Chile, ya a finales del siglo XIX, médicos higienistas y feministas de la época impulsaron medidas de prevención social que redujeran los costos asociados a la urbanización e industrialización que experimentaba el país, elaborándose un discurso que se concretizó durante el siglo XX. El objetivo de este era colaborar en la tarea primordial de las madres: la dedicación completa a sus hijos y su posterior materialización en políticas de salud pública. "La vocación por difundir la llamada ‘maternidad científica’ y la protección a las mujeres comenzó con el interés de la comunidad erudita, específicamente los médicos que atendían a estas mujeres en dispensarías, casas de maternidad o de huérfanos y más tarde en los servicios hospitalarios" (2). Como señala Dides, la maternidad en Chile dejaba de ser una práctica íntima y privada para transformarse en una responsabilidad de carácter social (3)
De esta a manera el cuerpo se abre no solo al espacio público, si no que este mismo constituye un espacio público sobre el cual el Estado interviene, seleccionando la forma de gestión del cuerpo que las mujeres de clases populares –a quienes se enfocan estas políticas sanitarias- deben adoptar. Esta selección, el ejercicio del poder sobre la vida que vemos aquí radicado en el aparato estatal, nos pone frente a lo que Foucault explicita como una tecnología de control que comienza a aparecer a finales del siglo XVIII: la biopolítica.
Esta biopolítica trabaja sobre el cuerpo social entendido como una masa global afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte y la enfermedad. Foucault señala que durante el siglo XVIII se pone en práctica la medición de esos fenómenos con las primeras demografías, a través de la observación de los procedimientos que se ponen en práctica entre la población con respecto a la natalidad (4) .
Sin embargo, para que las vidas que componen esta masa población puedan ser afectas a los instrumentos de gestión desplegados sobre ella, necesariamente cada una de estas debe haber constituir un cuerpo dócil, capaz de ser explorado e intervenido eficientemente por las tecnologías de control biopolítico. La docilización se explica como una política de coerciones que constituyen una manipulación calculada de los elementos del cuerpo, subordinado a un mecanismo de poder que opera como disciplinamiento minucioso. Este disciplinamiento, señala Foucault, permite la fabricación de cuerpos sometidos y ejercitados, aumentando las fuerzas de estos en términos económicos de utilidad, y disminuyendo esas mismas fuerzas en términos de resistencia (5).
La mujer, como objeto de control a través de la tecnificación del proceso reproductivo –y nótese la connotación cosificante que encierra este término en sí-, constituye el ejemplo más claro para abordar este disciplinamiento planificado en torno a fines productivos. Lo trabajado por Rodrigañez y Cachafeiro de cómo se ha alterado el cuerpo a nivel orgánico-anatómico para llevar a cabo partos más eficientes a los ojos del patriarcalismo capitalista, esclarece el sometimiento, definición y autoridad sobre el cuerpo por estructuras de poder conjuradas a través del saber médico-técnico.
La medicalización de la vida llega a tal punto que ya desde antes de nacer, nuestra primera identidad será la de paciente, y como tales debemos someternos a técnicas y pruebas que más que preocuparse por nuestro bienestar tienen que ver con la industria médica y farmacéutica. Las autoras señalan que “la industria médica, arma que el poder financia y utiliza sin escrúpulos ni reparos en los costos del sufrimiento, ha sido especialmente cruel en la usurpación que ha hecho de uno de los momentos mas impresionantes y delicados de nuestra vida: el nacimiento”(6). Es así como tienen cabida prácticas tan contraproducentes anatómicamente como el parir en decúbito supino: el canal de nacimiento de estrecha y alarga, y además la posición va contra la fuerza de gravedad, impidiendo que la mujer pueda hacer fuerza con los músculos pélvicos, sometiendo a la mujer a una violencia gratuita e innecesaria. Otro factor importante en el momento del parto es lo que llaman sumisión inconciente, producida por la manipulación de la capacidad reproductora de la mujer para manipular a las criaturas, que debido al proceso hospitalario de nacimiento nacen en represión de sus deseos, en la carencia y el miedo formando un acorazado sicosomático que genera las condiciones para que aquellos pequeños cuerpos sean dependientes del cuerpo de saber técnico-médico implantado. Bienvenidos al parto industrializado.
Cercenaron nuestras entrañas para rearmarlas a imagen y semejanza del proceso productivo-mercantil, para manipularnos como partes de una masa homogénea de cuerpos individualizados. Se decide respecto a aquello que es mejor para nuestras vidas en términos racionalización científica, en tanto que nuestras vidas mismas han sida reducida a la condición de objeto dependiente de un aparato técnico de gestión política que decide la manera más eficiente en que estos se pueden desarrollar productivamente. El cuerpo se aleja en una representación de lo que debe ser –y hacer- según lo que se establezca desde el aparato tecnoburocrático de Estado, el que establece los cimientos sobre los cuales se sientan la dominación capitalista sobre el cuerpo al posibilitar la reducción de la vida a una serie de variables cuantificables que permiten que este pueda ser dotada de valor mercantil.
No es de extrañar la frase “cinco dólares gastados en control de la natalidad producen más para el desarrollo que 95 dólares en inversiones y desarrollo de servicios", situada en el contexto de la intervención económica estadounidense en América Latina durante los `60 a través de la Alianza por el Progreso (7). La vida constituye un campo de enfrentamiento hegemónico de fuerzas que la atraviesan, profundizándose la dependencia tecnologizante que le impone una racionalización en torno a fines concretos que se entienden dentro de los contextos donde cada una de las tecnologías biopolíticas se establecen. No solo se explican las políticas del control natal difundidas en Chile por instituciones como la Ford Foundation durante el gobierno de Frei Montalva(8) como meras medidas humanitarias por terminar con problemas relacionados, como reducir las tasas de mortalidad durante el parto: lo que presenciamos es el esfuerzo por establecer su modelo de gestión biopolítica particular a través de la imposición de sus propios aparatos técnicos sobre nuestras vidas, estableciendo con ellos una forma de relacionarnos con nuestros cuerpos, y una forma de sentir-actuar respecto a esta relación que legitima los resultados. Se nos vuelve necesario repetir, consumir las técnicas que nuestros cuerpos han hecho parte de su propio desarrollo. Estas tecnologías, una vez incorporadas como parte de nuestra vida, se comienzan a ver como derechos a ser demandados: mejor dicho, a ser demandados en tanto que productos de consumo.
La mujer del capitalismo como imagen y cuerpo productivo
En un periódico anarquista de finales del siglo XIX aparece un conciso artículo donde se pregunta qué es la obrera, a lo cual la autora da una interesante respuesta:
“La obrera es una máquina de carne, cuyo sistema reproductor, ha sido transformado en productor. La obrera, o sea el caballo-hembra, desempeña-haciéndosela un honor dos importantes papeles. Es artefacto sexo-sensual y es bestia de carga o máquina industrial.” (9)
Esta caracterización parece esclarecer bastante el rol asignado a la mujer proletaria por el capitalismo industrial, a pesar de que por los años que se escribió aún no existía el nivel de integración y participación directa en el proceso productivo a nivel masivo que podemos identificar ya plenamente durante el primer tercio del siglo XX. Y claro, todavía no había píldoras anti-conceptivas, ni se habían dado los grandes debates públicos respecto a los derechos de la mujer, ni existía Madonna.
La posición que actualmente ocupa la mujer como cuerpo productivo-mercantil difiere mucho de lo que por esos años podría haberse vislumbrado. Hoy el tipo de mujer que se levanta como imagen y ejemplo a seguir, es el de la mujer independiente y libre, pero en el sentido que el sistema capitalista lo define, es decir libre e independiente económicamente, en tanto que mujer emprendedora, tiene un rol especifico que cumplir, el cual requiere de la regulación del tiempo productivo de su cuerpo para su valoración en el mercado laboral. Presenciamos una modificación o modernización del significado social de mujer hacia una figura estandarizada que aspira al éxito, con voz y decisión. Mujeres activas, sincronizada con el proyecto de emancipación neoliberal encarnado en el emprendedor, que responde femenina y funcionalmente a las necesidades del capitalismo post-industrial.
Considerando esto, se podía prever que el mandato del TC contrariaba las políticas de fertilidad y reproducción impulsadas desde el gobierno, políticas que -cabe recordar- se encuentran dentro de un marco mayor de gestión del neoliberalismo, por lo cual era predecible que la mujer presidenta de Chile tomara rápidas medida al respecto del fallo del TC. Y así lo hizo en el discurso de la cuenta pública del 21 de mayo, donde Bachelet haciendo “eco del clamor ciudadano” anuncia que la píldora estará a disposición de los interesados, señalando que "el medicamento estará a disposición de los interesados en cada municipio y será cada alcalde quien decidirá si lo pone a disposición de los ciudadanos. Es decir, si decide por las personas o deja que las personas decidan”. Al parecer no solo el gobierno, estuvo de acuerdo con llevar a cabo medidas alternativas que contrariaran la prohibición, ya que muchos alcaldes incluso de la UDI y RN optaron por repartir la píldora en sus respectivos municipios.
Las tecnologías biopolíticas toman aquí un carácter histórico, debidamente entendidas dentro del proceso global capitalista. El debate bioético (10) que tanto le interesa a la iglesia católica recalcitrante, y que se expresa como posición moral de gran parte de la derecha chilena, choca con el hecho de que son estos mismos los principales defensores de la actual configuración del capitalismo, por ende, del papel que dentro de este se le ha asignado a la mujer. Así, si en algún momento el discurso que aún mantienen grupos dentro del catolicismo como el Opus Dei y los lefevristas, respecto a la necesidad que la mujer sea una fábrica productora de niños –o sea que constituya la reproducción de las condiciones de producción económica al proveer de más mano de obra barata, o sea prole-, pudo contar con el todo respaldo de las clases dominantes, actualmente es inviable. Las tecnologías de control biopolítico, así como los grandes discursos (humanitarios o no) que les dan legitimidad, responden al momento productivo, o sea, a la forma como lo vivo debe ser acomodado para que cada esfuerzo pueda desarrollar la mayor cantidad de plusvalía. El discurso y tecnologías biopolíticas son adaptativas, y parten de la base de que ya hemos generado una total dependencia al saber técnico, por consecuencia al poder que se encuentra tras este: nuestros cuerpos son su campo de operaciones, y deben lograr por todos los medios mantener ese poder, validarse, mantenerse vigentes como producto de primera necesidad. Debe alimentarse de todo aquello que quiera constituirse como alternativa o como resistencia, fagocitándolo para hacerlo funcional a los intereses del capitalismo.
¿Quién dice que formas anteriormente no consideradas, e incluso prohibidas, de relacionarse con el cuerpo vivo no lleguen a ser cooptadas por las estructuras mercantiles, si pueden llegar a constituir un nuevo mercado, un nuevo producto de consumo?
Partos naturales: tomemos, por ejemplo, la antes mencionada propuesta de Rodrigañez y Cachafeiro. No es difícil pensar que este saber potencialmente antagónico al capitalismo, dado que cuestiona el cuerpo de saber técnico-médico, pueda ser considerado con algunas omisiones por alguien que vea en una alternativa “natural” al parto-industrializado un buen negocio, volviéndolo un saber económicamente productivo, y por ende sometido a los aparatos tecnoburocráticos para que lo regulen y normativizen dentro de las lógica mercantil. Nada demasiado alejado al asqueroso progresismo new age. Podrán decir que la alternativa esta para que la puedas consumir si quieres, y he ahí el punto: la alternativa solo existe para quien pueda acceder a ella, quien pueda pagar.
¿Y quién puede pagar?
La mujer exitosa: figurativa vedette que el espectáculo ha situado como modelo a seguir. Ella responde al capitalismo, logrando abrirse camino en medio de la competencia para ocupar la posición que durante mucho tiempo le había sido negada. Es ella quien puede acceder a la “alternativa”, a quien no le afecta directamente el fallo del TC, ya que no depende del sistema de salud público puesto que tiene la capacidad de pagar por modificar, acomodar y mejorar su cuerpo. Puede decidir cuando y cómo tener a sus hijos, y defender su derecho a que así sea. Mujeres tan exitosas como las diputadas que firmaron el requerimiento gritando “aborto” mientras se golpeaban con un rosario en el pecho.
¿Y las otras?
Sus cuerpos, nuestros cuerpos, solo podrán esperar a ver la resolución que toma cada alcalde, y mirar como las Mujeres de verdad hablan en televisión sobre el derecho a elegir libremente. Si para el capitalismo post-industrial las mujeres –como grupo particular- son un elemento importante para el funcionamiento de la máquina, frente al cual han cedido en demandas, es en tanto que mujer-de-primera-clase. Nosotrxs, el Otro, solo podremos acceder a los residuos bajo en costos que el aparato tecnoburocrático-mercantil facilite al acceso público. Al parecer la obrera sigue siendo una máquina de carne para reproducir mano de obra barata, solo que ahora sus esfuerzos han sido maquillados por la fantasía global de un capitalismo humano que parece darle cabida a sus sueños de salir adelante, lo que no es más que tener hijos en la medida y cantidad que se espere, y en el momento que sea necesario para poder seguir produciendo plusvalía sin interferir con el proceso.
Resistencia contra la tecnoburocratización-mercantilización de la vida
No basta con sacar el maldito rosario de nuestros ovarios, si aún tenemos al capitalismo escarbando nuestras entrañas. Los aparatos tecno-burocráticos ejercen una dominación en positivo sobre nuestros cuerpos ya que a través de la ciencia y el saber que detentan, gestionan todas las tecnologías medicas a las que nos debemos someter y hasta exigir para vivir tranquilos. Ellos establecen la forma en que debemos parir, los métodos que debemos usar como anticonceptivos, la forma de placer mas apropiada y limitan el conocimiento que debemos tener de nuestros cuerpos, mientras nosotrxs a ojos cerrados nos sometemos porque ya hemos generado una dependencia. Estas técnicas están legitimadas por un poder que radica en un el hegemónico racional.
Lo que nos queda como sujetos en resistencia, es generar estrategias subversivas que ataquen al capitalismo en todas sus dimensiones, y una medida esencial es encontrar la manera de expulsarlo de nuestro cuerpo. Sin embargo, es una tarea difícil porque nuestro cuerpo medicalizado les pertenece, han generado las condiciones para administrarlo hasta mejor que nosotrxs mismos.
Proponemos comenzar por conocernos, generar un saber que provenga de nuestra experiencia compartida/vivida sobre nuestro organismo, indagar en saberes prohibidos y negados. Buscar alternativas que se escapen de la tecno-burocratización de nuestrxs cuerpos. Creemos que estos saberes que vamos descubriendo y articulando en torno al cuerpo deben apuntar a ser una crítica radical. Cuando nos oponemos a la tecno-burocratización de la vida, no solo estamos criticando al aparato de estado –al tecnoburócrata- que desarrolla las tecnologías biopolíticas para hacer nuestros cuerpos mas productivos, sino que también nos estamos oponiendo a nuestros cuerpos mismos hechos a la medida del capitalismo, y es a partir de esa vida sometida que odiamos en torno a lo cual debemos descubrir aquello que no queremos que vuelva a ser. Alternativas a la medicina institucionalizada puede haber muchas, sin embargo estas pueden seguir viendo nuestros cuerpos como un producto mercantil. Desde acá podríamos proponer conocimiento mapuche o de comunidades alejadas de la mano civilizatoria que permitan reentender nuestra relación con el cuerpo y la naturaleza, sin embargo mientras estos sean conocimientos parcelados y no constituyan una critica radical articulada en contra la dominación, estos tal ves puedan ser recuperados fácilmente como un espectáculo de consumo. Por ahora creemos que más que decidirnos por un tipo de saber en particular para enfrentarse a la tecno-burocratización del cuerpo, es necesario generar las dinámicas y abrir los espacios para poder redescubrir nuestros cuerpos, y generar los saberes que rompan poco a poco con el filtro del saber técnico ‑ médico. Al hacer desaparecer nuestros cuerpos de las coordenadas del mapa productivo, tal vez esa materialidad –órganos, dolores, placeres- que creíamos conocer se disuelva, deje de ser un objeto separado de la experiencia vivencial visto a la luz del espejo mercantil, y comience a ser simplemente la vida como acto.
Notas
1 Federación Nacional de Asociaciones de Funcionario Técnicos del Servicio de Salud
2 Zárate MS. Proteger a las madres: origen de un debate público, 1870-1920”. En: Monográficas 1, Nomadías. Santiago de Chile: Programa de Género y Cultura en América Latina (PGAL), Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile; 1999. Pág. 170.
3 Dides C. Voces de emergencia: el discurso conservador y la píldora del día después. Santiago de Chile: FLACSO-Chile, UNFPA; 2006.
4 Foucault, M. Defender la Sociedad: Curso en el Collège de France (1975-1976). Bs.As: Fondo de Cultura Económica; 2000. Pág. 220.
5 Foucault, M. Vigilar y Castigar. 1º ed. 4º reimp.- Bs. As: Siglo XXI; 2005. Pág. 141
6 Rodrigañez. C, Cachafeiro. A. Matricidio y Estado Terapéutico: la serpiente y la medicina. Artículo escrito para la revista Archipiélago nº 25, otoño 1996. Disponible en: http://www.casildarodriganez.org/
7 Illanes MA. En el nombre del Pueblo, del Estado y de la Ciencia. Historia Social de la Salud Pública, Chile 1880-1973. Santiago de Chile: Colectivo de Atención Primaria; 1993. Pág. 460
8 Ibíd. Pág. 459.
9 Rubí. Rosa. La Obrera. En el periódico La Tromba del 06 de marzo de 1898, Santiago de Chile. Extraído de Mujeres y Prensa anarquista en Chile (1897-1931) Santiago: Ediciones Espíritu Libertario; 2006. Pág. 23
10 Bioética: Aplicación de la ética a las ciencias de la vida
jueves, 31 de julio de 2008
H2O
María Música, estudiante chilena de 14 años de edad, lanzó agua al rostro a la Ministra de Educación Mónica Jiménez cuando la Secretaria de Estado había dado unilateralmente por finalizado un “encuentro participativo en educación”.
La niña intentó, antes del hecho, buscar explicaciones (de boca de la Ministra) al por qué cuando ella y sus pares y profesores salen a las calles de las ciudades de Chile para demandar una ley de educación que signifique que en el futuro cercano y lejano nuestros compatriotas sean seres humanos y no alienígenas descerebrados, el Estado responda no con argumentos sino con bombas lacrimógenas, aguas urticantes, golpes de palo en las cabezas y patadas de energúmenos contra niños, niñas y maestros de escuela.
La Ministra que presidía el eufemístico “encuentro participativo” no contestó. Sus guardaespaldas suspendieron la cita. Lo de la niña, abrumada por el silencio y la indiferencia a modo de única y bastarda respuesta, es un argumento. Simbólico, pero tremendo argumento. “Era como hablarle a la pared”, dijo María Música horas más tarde al explicar su acción.
La Presidenta de Chile destacó el hecho como un “acto antidemocrático”. El vocero del Gobierno y otras autoridades describieron el suceso como “magnífica demostración de la incapacidad de diálogo de los estudiantes de Chile”. Otras personalidades públicas sugirieron de inmediato la expulsión de la alumna de su escuela, el traslado del caso a tribunales de justicia. La quieren castigar. Uno que otro estará pensando en colgarla del palo mayor o en lanzarla cerro abajo, para escarmiento y ejemplo. Antes abusaron de ella (ha estado cuatro veces detenida y ha quedado registro de sus hematomas en brazos y piernas) como han abusado de sus adolescentes pares con el guanaco, el zorrillo, la luma, el bototo, el silencio, la indiferencia, la sorna… pero, por encima de todo, con la tonta y vana convicción de que por ser chicos son nada y que están solos. Somos todos chicos y estamos todos solos.
Tengo una hija de la misma edad que la estudiante del jarro de agua, y un hijo de quince años. Hay otra de dos años que aún no ha sido bautizada por el lanza aguas. Sería el colmo. El de 15 ha llegado a casa mojado y asustado luego de cada manifestación pingüina. Y al día siguiente parte otra vez. Claro, cada vez que va, en casa quedamos con los dientes apretados. Debe ser porque algunos padres de mi generación tenemos experiencia respecto de lo que se arriesga.
De eso quiero hablar: conocí a la Ministra Jiménez. Sé de lo que estoy hablando.
Mucho antes de que la niña del jarro de agua naciera, en aquel ahora lejano 1986, fui expulsado de la Universidad Católica de Chile por participar activamente en el movimiento estudiantil que se agitaba en busca de democratizar la Universidad y el país. A sólo un semestre de terminar mi carrera, el Consejo de Rectores, por recomendación del por entonces mandamás de la PUC, Juan de Dios Vial Correa, decretó mi alejamiento de las aulas universitarias… las de la PUC y las de cualquier otra universidad del país… para siempre.
Se armó tremendo escándalo pues este “peligro para la convivencia académica” era dirigente de la FEUC, Consejero Estudiantil en el Consejo Superior de la Universidad y Presidente del Centro de Alumnos de su carrera.
Fue entonces que entró al baile la señora Mónica Jiménez, en aquella época Presidenta de la Asociación de Académicos de la PUC y miembro del Consejo Superior de esa casa de estudios, sitio en el que coincidía regularmente conmigo, para su desgracia y la de las demás autoridades pontificias.
Haciendo demostración de su “espíritu democrático y profundas convicciones católicas”, propuso al rector solucionar el entuerto mediante el diálogo. Fui citado a la oficina de Vial Correa, donde Mónica Jiménez, nuestra actual Ministra de Educación, me brindó una clase magistral de conceptos democráticos y del significado profundo del arrepentimiento cristiano. Dijo la señora Jiménez que le recordaba enormemente a su padre cuando este tenía mi edad, “igual de vehemente, de apasionado, de arriesgado en la defensa de sus erróneos principios políticos –su padre, me explicó ella, era militante de la ultraderecha de sus días”. Luego se extendió en una larga arenga en torno a un único concepto: a la Universidad se va a estudiar, no a hacer política. Para rematar, me hizo la propuesta que había convenido con el rector: que firmara un documento que habían preparado para tales efectos, mediante el cuál me comprometía a renunciar a mis convicciones políticas de izquierda; a renunciar a mis responsabilidades como dirigente estudiantil; a declarar públicamente ante la comunidad universitaria que me había equivocado al suponer que los recintos universitarios eran un campo de batalla más en la lucha contra la dictadura. “Firma este documento”, me sugirió, “y de inmediato la sentencia de expulsión quedará sin efecto”.
Soborno, incitación a la traición, cohecho, amedrentamiento. Esos son los principios profundamente democráticos que barajaba la señora Jiménez, la misma que hoy se reúne con los estudiantes secundarios y los profesores en jornadas de ““encuentros participativos en educación”. Aquella tarde de 1986 no encontré en esa oficina ningún jarro de agua a la mano. Sólo pude mirarla con lástima y desprecio, lanzarle una carcajada al rostro y salir de ahí con un portazo, cerrando para siempre cualquier posibilidad de convertirme en un profesional universitario, pero más convencido que nunca de todos aquellos principios de los que la señora Jiménez me intentó hacer abjurar.
María Música, por mí y por todos mis compañeros.
Dauno Tótoro Taulis
jueves, 24 de julio de 2008
Censura en la PUCV.
Articulo enviado por Joaquín Rodriguez y que refleja una problemática que no solo ocurre en esta universidad sino que forma parte de esa hipocresía asumida ya por gran parte de la sociedad. Es en esos discursos, precisamente, de integración, democracia, unidad, etc. etc., donde más se dan estos casos. No olvidemos que mientras el gobierno alza banderas rojas y abundan los discursos acerca de la Democracia personas como los Presos Políticos Mapuche o Elena Varela siguen siendo pisoteadas, por no decir que pensamientos como el ácrata se ven perseguidos y criminalizados.
Aguante la prensa independiente, aguanten las mentes libres.
Atte,
El Librepensador.
Compañeros:
El día Viernes 18 del presente he recibido un correo en el que me informaban que una peña que se estaba organizando en las dependencias de la Pontificia Universidad Católica de Vaplaraiso para el 31 de Julio de 2008 habia sido suspendida por extraños motivos. El correo me sorprendió, ya que esta actividad habia sido fijada con bastante anticipación y la organización estaba bastante completa. La cafeta de la casa central de la universidad había sido reservada meses atrás en Federación y estaba todo dispuesto para que se realizace el evento.
Al averiguar las razones de la negativa, me encuientro con que la peña habia sido suspendida por estar organizada por un grupo ´de corte anarquista´, con los que la universidad había tenido ´bastantes problemas últimamente´ ...Que problemas? nunca lo supe, y seguramente no existieron.
El caso es que la gente de seguridad de la universidad se puso en alerta al percatarse de que los afiches de la actividad hacían alución a un encapuchado y a una peña libertaria lo que, me imagino, les revolvió su paranoicos estómagos.
Hasta aquí, compañeros, se trata de un serio caso de censura y discriminación dentro de una institución que, se supone, es pluralista e integrativa. Sin embargo no puedo dejar de hacerles conocer el motivo por el que se habia organizado esta peña. Este supuesto grupo anarquista no es mas que un grupo de personas que estan llevando adelante un proyecto social importante en la Quinta región, trabajando en talleres con gente de algunas tomas y, habiendo construido ellos mismos su propio espacio de trabajo y comprometiéndose activamente con el proyecto necesitan fondos para poder completar la contruccion (servicios básicos) y seguir adelante en los talleres.
Pero esto al señor Letelier ni a la gente que esta cómodamente es su oficina directiva en la Universidad le importa en lo mas mínimo. Solo con mencionar la palabra anarquismo, encapuchado, libertario, luchador o reivindicador se les ponen los pelos de punta y ordenan borrar de su vista todo lo que pueda dañar la prestigiosa imagen de la PUCV.
Para mi esto es inaceptable y espero que los que opinan lo mismo hagamos lo posible por que este tipo de acciones criminalizadoras desaparezcan, por lo menos, del espacio donde estudiamos, y ojala en todo el mundo.
Abrazos a todos.
miércoles, 2 de julio de 2008
“Estoy presa por la información que manejo”
Tu abogado asegura que has sido víctima de torturas. ¿Puedes explicar tu versión de los hechos?
A mí me detienen en el sur, entran a mi casa más de 20 policías armados y sólo uno llevaba placa de Investigaciones. Los demás estaban todos vestidos de civil. Me subieron a un auto de vidrios polarizados y me llevaron encañonada todo el rato. No me dejaron hablar con un abogado en 24 horas, no me dijeron de qué se me acusaba. Me detuvieron a las nueve de la mañana del día 7 de mayo y me tuvieron sin comer ni tomar agua durante todo el día. Además, me obligaron a estar de pie toda la tarde, como seis horas, mirando contra la pared. Después de todo eso, me interrogaron. A las dos de la mañana un oficial golpeaba la mesa tratando de obligarme a decir lo que él quería escuchar.
¿Eso fue lo peor?
No, lo peor fue que los policías me hacían pensar que a mi hija podía pasarle algo malo si su madre no estaba con ella. Eso me afectó mucho. Yo trato de seguir optimista, no puedo imaginar que todo pueda ser tan malo, que esta sociedad pueda ser tan perversa. Pero lo que más me afecta es mi hija que viene todos los domingos. La América sólo tiene 16 años y está muy dañada. Ella es la que más me preocupa. Tiene miedo de estar en la casa, miedo de salir a la calle, miedo de que me pase algo a mí. Está aterrorizada, se está enfermando, la veo muy mal.
¿Alguien más te apoya, te visita?
Yo sé que afuera hay mucha gente que me está apoyando, gente que está pidiendo mi libertad. Aquí he tenido el apoyo de toda mi familia. Me visitan mis padres y mis hermanos, vienen todas las semanas. Eso ayuda mucho. Mi familia es muy cristiana, muy unida y mi padre es diácono. Nos apoyamos los unos en los otros y confiamos en Dios y en que todo tiene que tener algún sentido.
'SOY UNA PRESA POLÍTICA'
¿En qué circunstancias te detuvieron?
Me detuvieron cuando estaba grabando mi película 'Newen Mapuche', sobre el conflicto entre los mapuches y las forestales. Pero no supe hasta que llegué a Rancagua que me estaban acusando de un asalto.
¿Y tú aseguras que eres inocente?
Sí, soy inocente.
¿Por qué estás presa, entonces?
Por realizar 'Newen Mapuche', una película que tiene financiamiento del Fondo de Fomento Audiovisual, pero que es bastante conflictiva para el Estado, para el sistema. Yo creo que estoy en la cárcel por hacer mi película.
¿Se trata de un montaje?
Sí, las policías, los sistemas de inteligencia, tienen la visión de que el pueblo mapuche es revolucionario, es terrorista y que está vinculado a grupos de izquierda subversivos, y basta que uno entreviste a algún activista prófugo de la Ley Antiterrorista para que altiro te acusen de lo mismo, de ser terrorista.
¿Confirmas que la principal motivación de tu procesamiento sería incautar tu documental con fines de inteligencia?
Sí, estoy presa por mi trabajo profesional como cineasta, por la información que manejo, por interactuar con activistas mapuches que luchan por lo que creen, por entrevistar a personas de comunidades mapuches que han sido muy reprimidas y que no se atreven a decir nada, porque sé muchas cosas tan crueles que me llegan a enfermar. El pueblo mapuche ha sido humillado, ha sido perseguido. ¡He visto tanta gente aplastada emocionalmente, siquiátricamente, tanta gente que no se atreve a hablar! Por eso estoy presa.
¿Qué es lo que más te duele?
¡Los niños, los niños enfermos de Temucuicui! Se ve en sus dibujos. En sus dibujos ellos pintan militares dentro de sus casas, explosiones de bombas lacrimógenas. ¡Eso es lo que no quieren que se sepa! Y quieren saber, además, dónde están los mapuches que están luchando, para exterminarlos, como quieren hacer conmigo. Yo quise hacer una película y me encarcelaron. Esta es una manera de exterminarme, de silenciarme.
¿Te sientes una presa política?
Sí, me siento presa política. Pero no porque tenga militancia política. Yo me considero militante de la vida, de la humanidad, del planeta. No soy de ningún partido. Soy sensible a los problemas sociales. Soy sensible cuando a alguien lo persiguen, soy cristiana también. Entonces no puedo ocultar lo que está sucediendo, el dolor de la gente mapuche.
'LO QUE YO QUERÍA CONTAR'
¿Cómo nace tu preocupación por el pueblo mapuche?
Sinceramente, cuando yo me fui a investigar, a grabar a la IX Región, tenía una visión academicista de los mapuches. Lo que yo quería era investigar la música mapuche, saber cómo construían sus instrumentos, porque yo además de cineasta soy profesora de música. Pero el primer día que entré a una comunidad empecé a darme cuenta de la represión que sufren, y pensé: '¡No saco nada con estudiar la música mapuche, si ellos no pueden vivir!'.
¿Qué viste que te cambió tanto?
Vi que están empobrecidos, que sus tierras están secas, que detrás de las forestales hay todo un aparataje político, político-militar, y vi que la industria forestal se gasta toda la plata que sea necesaria para acallar a cualquier persona que se rebele contra el sistema. Los allanamientos a las comunidades mapuches son constantes y terribles. Yo creo que algunos todavía buscan entre los mapuches a ese terrorista que imaginó Pinochet, un terrorista que nunca van a encontrar en la zona mapuche, porque no existe.
¿Hubo algún momento clave en el proceso de acercamiento al mundo mapuche?
Un día en que allanaron estuve detenida con los mapuches, sólo unas horas. Y de repente dicen: '¡Ya, usted no es mapuche, entonces puede irse!'. En ese momento yo vi discriminación y racismo. Después vi el sufrimiento de los niños, conocí a los presos políticos mapuches, en fin. Uno no puede quedarse inmóvil cuando ve tanto dolor.
¿Eso querías contar en tu película?
Quería dejar impregnada esa realidad, la que vive el pueblo mapuche. Yo no pensé en retratar a un Estado o Gobierno. Yo quería mostrar un mundo cruel, ¿me entiendes? Un mundo que nosotros mismos estamos fomentando, que estamos amparando como sociedad, gracias a que existen leyes hechas para reprimir, para encarcelar.
¿De dónde viene la represión?
De este mundo cruel, de este sistema injusto que busca proteger sus intereses políticos y económicos, de este sistema maquillado que por un lado habla de justicia y por el otro nos trata con injusticia.
Tú le pediste a la ministra de Cultura que viniera a visitarte. ¿Por qué?
Le pedí que viniera para contarle bien lo que había pasado, porque aquí también hay un problema que afecta al arte, a mi película, a mi libertad para expresarme.
¿Y sabes si piensa venir?
No, no me ha dicho nada, sólo me escribió una carta donde me decía que iban a hacer una copia de mi documental, para que no se perdiera. No puedo decirte más porque casi no sé nada de lo que pasa afuera.
¿Te arrepientes de lo que hiciste o te lo cuestionas?
No, al contrario. Tengo un dolor muy grande por no poder mostrar lo que tenía para mostrar. Pero tengo que ser fuerte, porque el dolor de los mapuches lo estoy sufriendo ahora yo, en carne propia.
martes, 24 de junio de 2008
Pichulas Asesinas
Pichulas asesinas, otra de tanta moda
Qué paso con el Femicidio, acaso ya paso de moda, en realidad así es, idiosincrasia malévola, o benéfica tal vez; hasta la presidente usó este termino que en el presente no veo en la prensa, tanta estadística lanzada, tanto "el machismo mata", donde quedo todo eso, ¿ya no es rentable?.
O podríamos recordar el caso de la píldora del día después, que tanta bulla produjo inflada en su tiempo, que había que sacar a ese maldito del tribunal, que el Estado se estaba quedando atrás del nuevo mundo, ¿y ahora?, donde han quedado esos casos.
Todo lo inflado se desvanece, esto es corto porque sólo quería reclamar, no niego que se siga luchando pero lo que me molesta es que lo ya no “popular” no se comente.
Chingaflon